La exclusión es un concepto complejo. En el caso de la exclusión social, trata a la vez de reflejar un proceso o situación al nivel del individuo, por ejemplo su marginalización, y un proceso o situación al nivel de la sociedad, por los efectos excluyentes o discriminatorios que puedan tener sus instituciones.
La exclusión se convierte en una situación sintomática dentro de las ciudades contemporáneas, debido a que, hoy en día se presenta como un panorama complejo que abarca desigualdades sociales, económicas, territoriales (la vivienda), psicológica, étnica e incluso religiosa, que en su mayoría están acompañadas por una visible polarización expresada en pobreza y en actos de delincuencia como una forma de criminalización.
En México, los fenómenos de exclusión constituyen un problema antiguo. A pesar de que el bienestar es un compromiso constitucional y programático del régimen emanado de la Revolución de 1917, y de que todas las fuerzas políticas del país han coincidido en la necesidad de un sistema económico productivo capaz de proporcionar empleo, educación y salud a toda la población, no se ha podido construir un modelo económico estable capaz de atenuar la pobreza, extender la igualdad de oportunidades y generar un mínimo de bienestar para todos los habitantes. Las políticas asistencialistas y distributivas aplicadas por el Estado y por algunos actores sociales han tenido un éxito muy relativo en aliviar la pobreza, en tanto que las desigualdades generadoras de exclusión se han agravado.
viernes, 27 de noviembre de 2009
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