lunes, 26 de octubre de 2009

“Tropa de Élite”

La película transcurre en Río de Janeiro en 1997. Nascimento, capitán del BOPE, la Tropa de Élite de este lugar, es asignado para comandar uno de los equipos que tienen como misión apaciguar la favela situada en el Morro do Turano con motivo de la visita del papa Juan Pablo II de aquel año. El plan, realizar incursiones constantes a la favela, le parece una idea descabellada; sin embargo, tiene que cumplir las órdenes bajo muchas presiones mientras encuentra un sustituto.

El capitán Nascimento y sus compañeros se abren paso a tiros en las favelas dominadas por pandillas de narcotraficantes, no se detienen a mirar por la vida de inocentes en el fuego cruzado y la tortura es su método predilecto interrogatorio.

Presionado, el capitán siente los efectos del estrés. En este clima, es llamado para una emergencia más en un cerro. En medio de un tiroteo en un baile funk, Nascimento y su equipo tienen que rescatar a dos aspirantes para-oficiales de la policía militar del Estado de Río de Janeiro: Neto y Matías. Ansiosos por entrar en acción e impresionados con la eficiencia de sus salvadores, los dos se postulan al curso de formación de la Tropa de Elite.

Inmersos en el ambiente corrupto de la policía Estatal, la fama de honestos y llenos de energía de los dos jóvenes ya había llegado al Batallón, que los admite en el curso, que va a ser comandado por Nascimento. El primero se destaca por el valor. El segundo, por su inteligencia. Si él pudiera reunir las dos cualidades en un hombre ya hubiera encontrado a su sustituto.

La visión de la cinta sobre el problema del narcotráfico también ha levantado inconformidades. Para el capitán Nascimento, son tan culpables de la muerte de un niño inocente en una favela, tanto el muchacho de clase media que fuma y le compra a los pandilleros de estas favelas, como el policía corrupto que dispara a mansalva. La película denuncia que son los consumidores de droga de clase media y alta quienes financian las armas de guerra con las que las narcopandillas desangran a las clases pobres y luego, esos mismos consumidores, organizan caminatas por la paz y pactan con los narcos para fundar ONGs en las favelas.

Ciertamente, la corrupción y la complicidad son problemas presentes en los miembros policíacos de México. La falta de planeación estratégica en la seguridad pública, y el ineficiente sistema judicial, hacen que el uso de la fuerza legítima sea el único recurso de control de ciertas amenazas y enemigos del Estado Mexicano.

Los problemas contemporáneos del narcotráfico, la trata de personas y el terrorismo, los Estados no pueden resolverlos en un día ni solitariamente. Requiere todo un proceso consuetudinario de implementación de mecanismos institucionales así como del control de las estructuras de la seguridad pública; y la colaboración internacional de los países. Lo anterior, ha limitado acabar con estas amenazas que atentan contra la soberanía y la estabilidad nacional de los países.

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